¿Cuánto cuesta un Notario?

Es cierto que los Notarios somos funcionarios, pero no es menos cierto que también somos profesionales del derecho y, en muchos casos, funcionamos como en régimen de autónomos. Esta doble naturaleza funcionario-autónomo viene recogida en el artículo 1 del Reglamento Notarial «los notarios son a la vez funcionarios públicos y profesionales del Derecho, correspondiendo a este doble carácter la organización del Notariado«.

A diferencia de otros funcionarios «puros», los Notarios tenemos que crear nuestros despachos, buscar personal y mantener toda esa estructura, sin cobrar, ni recibir sueldo, ni ninguna otra ayuda pública. Pero a pesar de esto, no dejamos de ser funcionarios, por eso existe una norma que regula cuánto han de cobrar los Notarios por las escrituras, fijado en un Real Decreto de 1989, el cual no se ha modificado desde entonces, salvo para reducir el costo de los servicios notariales.

Lo más importante de esto, es que el cuerpo de Notarios no se sustenta a través de los presupuestos Generales del Estado, ni cuesta nada al contribuyente, es sostenida con el buen hacer de cada Notario y por aquellos que utilizan sus servicios.

Esta es una pregunta, y generalmente una exclamación, que se suele oír bastante a espaldas de un Notario. Es cierto que los Notarios estamos bien retribuidos, no tanto como funcionarios, sino por el trabajo y profesionalidad de cada uno de nosotros pues, como hemos comentado, actuamos como profesionales autónomos.

Ahora bien, cuando nos preguntamos Cuánto cuesta un Notario, debemos romper dos mitos:

1. El importe de la factura de notaría no es el sueldo del Notario. En el importe de la factura está incluido, además del IVA y el AJD fijo, los gastos de mantenimiento del despacho, el salario de los empleados, gastos de envío telemático de las escrituras a diferentes órganos, y los gastos del Colegio de Notarios. Tenemos que repetir, que el Notariado se financia con el trabajo que realiza, y no a costa de los contribuyentes.
2. No, no cobramos solo por firmar. Ojalá fuera así, pero no, detrás de una escritura hay mucho trabajo previo como posterior. Hay asesoramiento, resolución de problemas, envíos a registros, obtención de documentos, envíos a organismos públicos y, lo más importante, la responsabilidad que asumimos los Notarios por el trabajo que realizamos.

Como hemos comentado, el importe del precio de las escrituras viene regulado por la ley en el arancel notarial, que fue establecido por Real Decreto 1426/89 de 17 de noviembre. Esto afecta a todas las escrituras y a su precio, afectando, por ejemplo, a los testamentos, compraventas, préstamos con hipoteca, poderes, actas, herencias, obras nuevas, declaraciones de herederos, parejas de hecho, matrimonios, divorcios, actas de jura de nacionalidad y todo tipo de documentos notariales.

Lo primero que se debe tener en cuenta es que muchas veces el importe puede variar por el número de folios del documento, pues es uno de los criterios que hace aumentar el precio. No es lo mismo un poder especial con cinco folios que uno general, con muchas cláusulas, que tiene el doble. Y lo segundo, hay documentos sin cuantía, es decir, son más fijos (testamentos o poderes), y otros con cuantía, que varían dependiendo del importe que figura en la escritura (compraventas, herencias, donaciones, etc).

Los documentos sin cuantía son más predecibles en cuanto a su importe, pues se regulan de una manera fija para que puedan ser accesibles a todo el conjunto de la población. Muchas veces preguntan ¿cuánto cuesta un testamento?, pues unos 40 € o 45 € ¿Cuánto cuesta un poder? entre 50 € o 65 €, pero dependerá mucho del número de folios o las copias. Una vez, una cliente pidió cinco copias de su testamento, querría repartirlo entre sus amigas, por lo que la factura le subió bastante, pero los pagó encantada (debía tener muchas y buenas amigas, no hay duda).

Respecto a los documentos con cuantía, se aplica un coste variable que depende del valor de los bienes, es decir, dependerá mucho si, por ejemplo, se adquiere una vivienda de 100 000 € o de 800 000 €. También, en estas escrituras suele haber más gastos de gestión, pues se suele solicitar la obtención de documentos a la notaría (IBI, certificado de eficiencia energética o cédula) o debe solicitarse documentación y enviarse copia por Ley a más organismos (Registros, ayuntamientos, catastro).